Sé que se llama "Roscón de Reyes", pero está tan rico que no puede ser, me niego a comerlo sólo ese día, así que en mi casa ha comenzado la temporada de roscones, y es luna manera estupenda de celebrar esta Noche, ¡Feliz Navidad!
Creo que el roscón tiene un punto parecido al de la tortilla de patatas: nunca sabes qué tal te ha quedado. Vale que las cantidades son las mismas, el proceso similar.... pero siempre hay alguna variación que hace que la masa suba más o menos, que quede más o menos montada la nata, que el agua de azahar se note más o menos.... Y todo tiene su gracia oye!
No os voy a aburrir con la receta en cuestión, interesados preguntad y os cuento con detalle, per oa grandes rasgos, debéis saber que el roscón no es un postre rápido, pero tampoco tedioso.
Se trata de un bollo que requiere que la masa repose y fermente dos veces, así que contad con que tendréis que empezar el roscón el día anterior al que lo queréis consumir. Pero luego cada vez que trabajéis la masa no os va a llevar mucho tiempo, otra cosa es que, como yo, os asoméis a cada ratito para verla crecer, ¡a mí me hace gracia!
En mi casa el tradicional es el relleno de nata, así que una vez horneado y enfriado, toca abrirlo y rellenarlo con muuucha nata perfectamente montada. Aprovechamos este momento para esconder la sorpresita y... listo para disfrutar!
Ojalá pudiérais olerlo.... ummmm!!
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